Hoy en día hay que estar en Internet. Cualquiera que tenga un negocio sabe que las redes sociales son la mejor garantía de obtener ingresos constantes.

La red nos permite poder vender nuestros productos y servicios en un mercado global, en el que la cercanía geográfica es un plus pero no un motivo de descarte.

Todo el mundo ha descubierto, algunos antes y otros durante la pandemia, la importancia de tener una buena estrategia en Redes Sociales, una presencia de calidad en ellas y, sobre todo, de generar confianza y cercanía.

Sin embargo, y a pesar de los múltiples beneficios que tiene contar con una cuenta en Instagram o Facebook, aún hay empresas que se resisten a dar el paso al universo Matrix, y se siguen agarrando a ese «esto siempre se ha hecho así» tan dañino.

Por eso, en este post, voy a hablarte de esos frenos mentales que tu cliente tiene, o tú mismo como empresa, y que hacen que te hayas estancado con tu negocio, por no querer saltar a una red que solo te ofrece ventajas.

 

Freno 1. No sabes que necesitas presencia online.

Ves a tu competencia en Instagram y algunos vídeos de Youtube hablando de lo mismo que tú vendes, pero crees que lo hacen porque no venden de la manera tradicional.

¿Se te ha ocurrido pensar que quizás facturan lo mismo que tú, pero quieren crecer?

La presencia en redes sociales puede darse por dos claros motivos: o quieres sobrevivir, o quieres crecer. Sea cual sea la causa, el efecto de una correcta gestión de tu presencia online es siempre la misma: mayores beneficios, más clientes, más credibilidad.

Así que dime, ¿te parece poca recompensa por atreverte a lanzarte a la red?

 

Freno 2. No sabes qué es lo que necesitas

Todo lo que suene a Internet te parece chino. Llevas años oyendo hablar de youtubers, influencers, instagrammers, foodies, runners, y estás hasta las narices de que hablar en castellano ya no sea suficiente.

Reconoces el poder de las redes sociales, porque ves cómo otros crecen, pero por mucho que lo intentas no consigues que los ángulos de las fotos queden bien, no sabes qué escribir en los pies de foto, ni si deberías abrirte una cuenta en Twitter o hacer el tonto en TikTok.

Pensaste que todo era tan sencillo como darte de alta, poner que eras una zapatería en el centro o un bar de tapas de los de toda la vida, o una fotógrafa amateur y que el mundo caería rendido a tus pies.

Si cuando montaste tu negocio hiciste un plan de viabilidad y un estudio de mercado, ¿por qué no te has parado a estudiar el campo en el que ibas a sembrar antes de lanzar semillas a lo loco?

 

Freno 3. Descartas profesionalizar tu presencia

¿A ti te gusta que la gente recurra a ti cuando necesita tus productos, o prefieres que recurran a imitaciones baratas?

¿Eres partidario de especializarte y darles a tus clientes un servicio integral, una atención plena, una calidad extrema y un precio competitivo?

Puede que no, pero estoy casi segura de que has contestado afirmativamente a ambas preguntas. Sin embargo, eso solo vale para ti.

La economía nos vuelve egoístas y creemos que gastar dinero en un profesional es tirarlo, cuando la realidad es que poco capital está mejor gastado que el que inviertas en mejorar tu propio negocio.

Creer que tú sabes hacerlo todo, porque te compraste un móvil con la mejor cámara del mercado para fotografiar tu tienda, o porque el primo de tu amigo se cree influencer por tener un millón de seguidores, es reducir mucho las miras.

Déjame contarte un secreto: los seguidores solo son beneficio si se convierten en clientes. Tener 10 millones de seguidores no te aporta nada, no te dará de comer, salvo que cada uno de ellos decida invertir en ti y en lo que vendes.

Profesionalizar tu presencia en redes sociales, no es olvidarte de ella, no es dejar tu empresa en manos ajenas. Cuando un cliente confía en mí su negocio para que potencie su visibilidad en redes sociales, le dedico el mismo mimo y cariño que le regalaría si fuera mío.

Un buen profesional se sienta a tu lado, observa con tus ojos, ama tu negocio tanto como lo amas tú, se inunda de él y, solo cuando ha hecho eso, comienza a enseñarle el mundo por qué debe enamorarse de él.

¿No confiarías tus redes sociales a alguien así? Eso es un profesional.

 

Freno 4. Tienes miedo de tirar el dinero

Te hablo de profesionalizar la gestión de tus redes sociales o contratar un buen copywriter  y, como si lo viera, pones los ojos en blanco y te convences de que:

    • No tienes dinero para eso
    • No tienes tiempo de enseñarle a alguien tu negocio y lo que debe vender de él.

Vale. Haré como que te creo. Tienes razón. Un copywriter es un gasto de dinero tonto, pudiendo tú juntar dos letras y poner 3 hashtag ¿para qué me necesitas?

Además está el otro problema. Tendrías que sentarte a mi lado, con un café y contarme por qué te gusta lo que haces, qué tipos de clientes son los que te alegran el día y qué producto es que te hace vibrar. Un horror, lo sé!

Pero entonces, si el tiempo es el problema ¿por qué lo gastas en preparar unas publicaciones que no te están dando beneficios?

Si es el dinero el que te frena, ¿por qué gastas cientos de euros en publicidad de Facebook hecha sin ton ni son?

Solo se me ocurre que te importe más darle de comer a Mark Zuckerberg que a mí, y es muy feo (y triste) creer que entre los dos, le eliges a él.

Así que voy a pensar que no sabes que se puede crecer en redes sociales sin invertir ni un euro, que puedes tener una web a coste cero, y que tu único desembolso puede ser el de un profesional que haga por ti lo que tú odias. 

¿Lo sabías? ¡Sorpresa!

 

Freno 5. Desconoces tu poder

Pensé que lo sabías. Cuando el coronavirus llegó a nuestras vidas, el mundo entero se dio la vuelta. La realidad que conocíamos se desvaneció y, por mucho que nos cuenten, es casi imposible que la recuperemos.

Tu vida, como la mía cambió. Mi negocio, no. Es un proyecto generado para ser gestionado online, para poder trabajar desde cualquier lugar del mundo, con clientes de la otra parte del planeta. ¿Lo es el tuyo?

Porque si lo es, genial! Ya sabes el poder que tiene una presencia online cuidada y de calidad. Pero si no lo es, has tenido que morir en una realidad y volver a comenzar en otra bien distinta.

Me da lo mismo lo que vendas, sea ropa, bolsos, joyas o servicios. Tus clientes tienen recelo, quizás ya no sea miedo, pero no se sienten totalmente seguros, porque la pandemia ha llegado para romper todas nuestras certezas.

Es Internet su fuente de información y el súper poder que te puede convertir en héroe si sabes manejarlo. Tus clientes no quieren comprar, quieren sentir.

Necesitan las emociones que tus productos les provocan: les hacen sentir guapos, seguros, confiados, importantes o les dan un status social. Eso es lo que compran. 

No compran relojes, sino elegancia. No compran bolsos, sino comodidad.

Ver los negocios de ese modo, me hace ser capaz de poner mis letras a cualquier empresa, conectar con cualquier cliente y vender cualquier producto.

 

Necesitas dejar de ponerle frenos a tu presencia online y para ello debes elegir siempre a un copywriter con quien conectes, cercano, sincero y que sepa de lo que habla. Alguien que te ayude a coger tanta velocidad, que el cielo sea tu único límite.

Creaste un proyecto para volar, no permitas ser tú quien lo ate al suelo!

 

Tu cliente no quiere nada de lo que tú vendes.
Pero compra la emoción que seas capaz de generar en él.

Cris Ballester