Conoces mis letras, mi currículum y hasta mis emociones.

Ahora déjame contarte mi historia!

¿Qué me diferencia del resto? Pues lo mismo que a todas las personas. Lo que nos diferencia es lo que hemos aprendido, vivido y sufrido en nuestro camino.

Cada vida está llena de aventuras que componen la versión actual, que nunca es la definitiva. Y cada una de esas aventuras construyen un ser distinto al resto. Y es esa diferencia, ese episodio que lo cambió todo, ese plus, lo que aporto a cada proyecto en el que participo.

Este es uno de mis capítulos

Cuando tenia 13 años tuve un accidente de tráfico. Traumatismo craneoencefálico, parada cardíaca y se acabó.
Me morí, así sin más.

Luego llega el resto, desfibriladores, masajes cardíacos, lo que haga falta para robarle a la muerte un alma de las manos.

Y de pronto, vuelve a bombear el corazón. De ahí a quirófano para extraer el coágulo cerebral causante de todo, y después, un mes en coma

Para mí nada de todo eso ocurrió. Me dormí en una cama de hospital y me desperté al día siguiente.

Solo que ese día, fueron más de 30. Así de relativo es el tiempo.

Lo que pasó después, sí lo recuerdo. Aprender todo desde el inicio. A andar, a hablar e incluso a quedarme sentada en una silla.

Pruebas médicas, valoración de daños, psicólogos, neurólogos, rehabilitadores…

Y ahí en medio yo, una adolescente que sólo quería volver a una vida que no sabía que había desaparecido.

Pero volví y fue cuando descubrí que ya nada sería igual. Mi colegio era distinto, mis amigos se habían esfumado, mi popularidad había cambiado de manos y mi compañía era la soledad más absoluta.

Podría contarte mucho más pero las dudas sobre mi historia siempre son las mismas.

¿Escuchabas durante el coma? ¿Qué recuerdas de la muerte?

La respuesta nunca es la esperada. Sin túnel, ni familia que viniera a recibirme. No hubo paz. Ni una placentera sensación.

Solo frío, miedo y una nada tan absoluta que es imposible concebirla en este mundo.

Pero volví y le di la vuelta a todo lo que me encontré. Perdí una vida. Y construí otra nueva desde abajo.

Aumentó mi sensibilidad, mi capacidad de conectar, mi nivel de empatía. Descubrí que puedes crear nuevos mundos y que, aunque duela, es bueno que nada sea eterno.

Y pase lo que pase sé que, si lo hice entonces, lo haré tantas veces como sea necesario.

Esa experiencia, es parte de mí. Mi mochila es, también, mi esencia.

Mis vivencias me hacen única a mi y a todo lo que hago.

Y ahora quiero compartir contigo y con tu proyecto todas las aventuras, para haceros crecer.

¿Cuál es la tuya?

Estoy deseando ayudarte!

Cuéntame, ¿qué necesitas?