Es hoy un día de resaca política. No cabe duda de que la gran mayoría de los periodistas se pasaron el día de ayer escribiendo informaciones acerca de la victoria de Zapatero y de la subida en escaños del PP.

Desde este blog, considero que no ha habido sorpresas en las elecciones y que ha ganado quien estaba claro que lo haría y el PP ha acercado posiciones como se suponía que ocurriría. No soy quien para valorar si el resultado electoral es correcto o no, más allá de mi propio criterio político que no viene a cuento en este texto.

Es por ello que les pido su permiso para hablar de un tema un poco más banal. Lo defino como banal a pesar de que todos sabemos que está más condicionado por la política internacional que por el buen hacer de los participantes. A buen entendedor pocas palabras bastan y algunos de ustedes ya saben que me refiero a Eurovisión.
Es ese día del año en el que todos los países europeos se juntan y hacen cantar a sus representantes, tratando de ganar votos que ya estaban adjudicados hace meses.

El 2008 es un año especial para España por muchos motivos. Hemos tenido elecciones generales, se llevará a cabo la Expo en Zaragoza y nos representará en Eurovisión el ser más esperpéntico que cualquiera puede echarse a la cara.

Se hace llamar Rodolfo Chikilicuatre y canta el «Chiki, chiki». Si no han escuchado la canción que va a representar a todos los españoles en Eurovisión les recomiendo que no lo hagan por su propua integridad psicológica. La vergüenza propia y ajena que sentiré el día E no podrá ser comparada con nada. Nunca me ha hecho especial ilusión el día festivalero pero este año no puedo creer que la sociedad española, democráticamente, haya elegido semejante personaje para representarnos frente a Europa. Si ese es su criterio para votar, mejor será que sigamos dejando ciertas decisiones en manos de profesionales.