Esto de los mitos clásicos suena siempre a tostón. Personalmente desde mi adolescencia me han gustado, al igual que la mitología, pero sé que para la mayoría de la gente son aburridos.

Hacía mucho que no pensaba en la filosofía. Durante años estudié a Maquiavelo, a Kant o a Kafka, pero después les abandoné.

Estos días he vuelto a recordar a uno de los filósofos más importantes. Quizás ha sido por el encierro, por aquello de observar la vida desde una ventana y recibir una realidad cortada al tamaño de mi campo de visión.

Sea por lo que sea, la verdad es que Platón nunca fue uno de mis favoritos, quizás porque no llegué a entender del todo su concepción de la dualidad. Su mito de la caverna no tenía para mí sentido en aquel momento. Y ahora, lo veo claro como el agua. Lo que es la vida!

Tranquila, quizás nunca hayas oído hablar de la caverna de Platón, así que déjame que te lo explique.

Hablaba el filósofo de un mundo partido en dos, dónde unos viven en la tierra y otros encadenados en una caverna subterránea.

Mientras los primeros viven su vida, los segundos se ven obligados a observar continuamente una pared de la cueva. Tras ellos, una hoguera proyecta sombras que son su único contacto con lo que presuponen que es la realidad exterior.

A partir de esas pinceladas, creerán que la realidad de la superficie es la que ellos han construido en sus mentes, según los retazos de vida que captan reflejadas en una pared.

Y me he dado cuenta de que, en verdad, todos los humanos vivimos así. Un poco en el mundo exterior, un poco en la caverna.

A veces, somos quiénes proyectamos las sombras en las paredes de otros, para convencerles de lo que queremos. Y, otras, somos los espectadores inertes que compran lo que nos venden.

Tanto en las redes sociales, como en los medios de comunicación nos creemos las sombras, convirtiéndolas en la única verdad.

La caverna y el copywriting

Pero no lo es, porque no existe una única realidad y miradas hay tantas como seres pueblan la tierra. Por eso seguimos así, creyéndonos verdades a medias y pintando otras para los demás. Porque aunque no queramos hacerlo, no conocemos otro modo de vivir.

Acercarnos a la realidad implica abrir los ojos y descubrir el mundo desde otro punto de vista. Colocarnos en zapatos ajenos y romperlos caminando. Sentir en nuestra piel el dolor de otra alma y rasgarnos el corazón con sentimientos prestados.

El copywriting es exactamente eso. Es conocer la realidad de aquellos a quiénes se quiere vender, sentir sus emociones, llorar sus sufrimientos y solo después, empezar a escribir. 

Muchos continúan viviendo en la caverna, mirando la pared sin más criterio que el que le otorga la hoguera que les ilumina. Pero cada vez hay más personas que se han desprendido de sus cadenas, y ya conocen el mundo real.

Si quieres convencer a los que observan la pared, no necesitas prácticamente nada. Un buen juego de sombras chinescas y les tendrás comiendo de tu mano.

Pero si tu producto es bueno, si tu servicio es necesario, irás más allá. No sólo querrás ayudar a quiénes se han liberado del yugo de la caverna y caminan libres, si no que harás lo imposible por despertar a los que continúan encadenados y descubrirles la realidad que siempre debieron conocer.

Si quieres ser de los que siguen encerrados en la cueva, olvida todo lo que contienen estas letras y sigue tu camino. Grita a los cuatro vientos que todo siempre ha sido así, y pasa la vida en las penumbras.

Pero si estás decidida a dar un paso más necesitas el copywriting, porque tu fin no es vender. Vender es el resultado natural de haber abandonado la caverna, de haber descubierto otra realidad y de ofrecer a los demás aquello que ni siquiera saben que necesitan.

El copywriting puede hacer mucho por ti, puede atraer a nuevos clientes, aumentar tu visibilidad, mejorar tu comunicación, hacerte más atractivo, más recordado. La lista es casi interminable.

En la oscuridad

Sigues recibiendo ingresos, pero no son suficientes. Porque sirvan o no para mantenerte, lo importante de un negocio es su crecimiento.

Así que por mucho que haya ventas, nada va bien si no estás creciendo. Aunque sea lentamente.

Sigues en la oscuridad, luchando por ver la luz mientras cierras los ojos. Imposible.

Nunca nada es tan sencillo que pueda comprimirse en una verdad universal, pero si quieres brillar, comienza por buscar la parte de la realidad que no estás viendo.

  • Tu producto/ servicio no es bueno

Sé que dicho así suena duro y hasta cruel, pero ¿te lo has planteado?

Cuando somos pequeños salimos de la clase de manualidades felices porque hemos creado de la nada un jarrón de arcilla. Lo llevamos a casa y nuestra madre lo coloca en un lugar destacado del salón. Sólo según vamos creciendo y adquiriendo criterio somos capaces de darnos cuenta del horroroso esperpento que decora nuestra casa.

A veces nos ocurre, que nos cegamos. Creamos algo con tanta pasión, tantas ganas de que funcione que perdemos la objetividad.

Puede que nadie esté necesitando lo que vendes o que no le hayas dedicado el tiempo necesario para que sea único.

No es el fin del mundo, pero debes saber la verdad ya.

Pide feedback! Descubre qué es lo que puedes corregir y vuelve a empezar.

  • Demasiado tú, poco yo

Es uno de los errores que más se observan en páginas webs de venta. Nos encanta hablar de nosotros mismos. Quién soy, qué hago, cómo he llegado hasta aquí. Pero es que nada de eso importa.

Si vas a una tienda a comprar un pantalón, y le pides a la dependienta que te asesore, no quieres saber cómo ha llegado a trabajar ahí, ni los estudios que le hacen ideal para el puesto. Quieres unos pantalones, porque lo que necesitas son unos pantalones. Punto.

Comienza contándole a quién te lee porqué te necesita, qué es lo que haces por él y en qué va a mejorar su vida si te elige.

Después, ya le explicarás quién eres y qué te convierte en su mejor opción. Todo a su tiempo!

  •  No estás contando la verdad

Solo les hablas a tus clientes de lo bonito, de la belleza de tu negocio. No existen noches sin dormir, ni preocupaciones.

Todo son flores y pajarillos en tu proyecto, porque el éxito te persigue desde que naciste.

Mientes y se nota, porque pocas son las personas que se van a creer esa existencia idílica, ese emprendimiento cómodo que les estás contando. Si es mentira, huele; y si es cierto es difícil que se sientan identificados contigo.

La empatía vende, la identificación con los valores vende, el sacrificio también.

Ten siempre en mente que un negocio no sólo se sustenta en sus clientes, necesita también una comunidad de profesionales de su sector que le ampare.

Y a los unos, y a los otros les va a espantar tu complejo de Pinocho.

Empieza a contar la realidad de tu día a día, sin entrar en dramas ni victimismo. Naturalidad es siempre la palabra clave.

  • Necesitas un profesional

A veces ocurre, no podemos hacer más de lo que sabemos. Puedes ser el mejor en tu sector, tener el mejor producto del mundo y preocuparte de tu cliente más que nadie en este universo.

Pero te faltan conocimientos, creatividad. Necesitas ese plus que marque la diferencia. Ese algo más que un profesional de la escritura puede ofrecerte a ti y a tus clientes.

Alguien que despierte los sentidos de aquellos que viven atados a una pared, para hacerles desear otra vida. Un profesional capaz de conectar con sus letras las emociones de aquellos que conocen la realidad, pero también de los que jamás han visto el cielo.

El copywriting no es magia pero sí genera el hechizo necesario para igualar a aquellos que jamás debieron ser diferentes, y convertir a unos y a otros en tus clientes.

 

En un mundo en el que la realidad ha dejado de importarle a casi todo el mundo, donde todos vivimos dibujando sombras en una pared y creyéndonos la de los demás, quizás sea el momento de parar.

Permitir a tus clientes la libertad de elegir, la posibilidad de conocer aquello que te hace humana, que te acerca a ellos, será lo que incline la balanza de la venta.

Solo hay un modo de ganar en esta competencia feroz en la que se ha convertido el mundo. Y no es regateando precios o compitiendo en velocidad.

Si eliges competir por precios, siempre habrá quién pueda hacerlo más barato que tú. Pero si juegas en el terreno emocional, si conectas, si empatizas, si haces de tus clientes tus fans, nadie podrá vencerte.

Gracias al copywriting puedes ayudar a tus clientes a abandonar sus cavernas, a salir de las sombras, a descubrir lo que puedes hacer por ellos.

Y así serán tan tuyos, como tú de ellos.

Es a través de las emociones que genera el copywriting como lograrás que tanto tus clientes como tu proyecto, dejen de estar sumidos en la caverna.

¿No crees que merece la pena intentarlo?