El verano del 83 acababa de dar sus últimos coletazos cuando Raquel 🐝 Amorós despertó a la vida que el destino le tenía deparada. Junto al abrazo de sus padres, Elche abrigó su nacimiento aunque no fue allí donde creció.

Una pedanía a escasos kilómetros de la capital compuso el escenario del arranque de su existencia, rodeada de animales y del amor que le enseñaron a sentir por ellos. Llegó a una familia en la que sus primos mayores la esperaban ansiosos de conocer a la última incorporación, deseosos de cuidarla. Raquel, sin embargo, daba muestras claras de independencia y prefería luchar sus propias batallas.

Con sólo cinco años ya leía y se perdía en los mundos que las páginas le regalaban. “Carolina la marmota” fue una de sus primeras lecturas y aún hoy lo recuerda con el cariño de quién, aun habiendo descubierto otros tesoros, se deleita en el primero de por vida.

Amante de la naturaleza y del deporte, pasó por la gimnasia rítmica, el tenis y el voleibol. Dibujar era y es una de sus mayores vías de escape y, como cualquiera a quién la lectura ha atrapado entre sus amorosos brazos, escribir le trae la paz.

Preguntada sobre sus deseos para cuando alcanzase la edad adulta, no podía menos que responder haciendo referencia a sus dos grandes pasiones. Del amor por los animales, su faceta veterinaria, de su ansia de saber y conocer los entresijos de la mente humana, su vocación detectivesca.

Ninguna de las dos ganó la lid y optó por la sociología por una carambola de esas que en la vida a veces nos desvían del camino hacia el lugar en el que deberíamos estar, sin saberlo. A pesar de que su idea inicial era saltar de la sociología a la publicidad, finalizado el primer año su corazón le impidió el cambio.

Para las personas inquietas y curiosas el mundo se queda pequeño, la zona de confort es para ellas un ancla que te aísla de todo lo que hay fuera y que te estás perdiendo. Raquel no tuvo miedo, no dudó si quedarse en su pequeño mundo o explorar más allá. Simplemente tomó la oportunidad que se le presentaba en forma de Erasmus y voló libre a otros lares.

Inglaterra, una lugar nuevo, un idioma que siempre había sido su talón de Aquiles, un clima tan distante del de su tierra que parecía otro mundo, fue el destino. Y, contra todo pronóstico no sólo superó sus retos aprendiendo el idioma y adaptándose a la vida inglesa, sino que le regaló lo que menos esperaba: el amor.

Una relación que finalizó pero de la que queda ese dulce sabor de boca de aquello que sabes que no tenía que ser pero fue, y eso te hace afortunada de haberlo vivido.

Regresó a Alicante con una maleta mucho más pesada de lo que la había llevado, cargada de nuevas experiencias laborales y aprendizajes vitales, y reemprendió su vida española.

Su llegada a tierra patria coincidió con un puesto dentro del departamento de RRHH de Primark y con el descubrimiento de su camino laboral: los RRHH. Un curso con intercambio con americanos y un Máster especializado después, confirmaron su deseo. Así y todo, no cejó en sus expectativas de seguir aprendiendo, de conocer los mejores profesionales y ese afán la llevó de nuevo lejos. Esta vez, Budapest.

Aquel viaje alejó sus miras del terreno laboral, abandonando su puesto en la cadena textil por seguir su instinto de aprendizaje. No erró el tiro.

Superó estoicamente la climatología más adversa que había conocido, las horas de añoranza de los suyos y volvió reforzada y dispuesta a todo. Su retorno no le deparó la felicidad que esperaba, ya que la crisis se cebaba con las empresas en todo el país y encontrar un empleo era una ardua labor de guerra sin cuartel, en la que mantener la actitud y la constancia en alza alejaba a muchos de las trincheras.

Ella resistió, como sólo los más fuertes logran, y obtuvo su recompensa como Consultora de Recolocación laboral. Fueron años dedicados a las personas y a las empresas, pero no colmaron las expectativas de Raquel laboralmente.

¿Qué hacer en un país en el que las pretensiones laborales eran tan escasas? Lo tuvo claro: nada. De nuevo las maletas, los vuelos y las tierras desconocidas. Atenas.

Diariamente trabajaba codo con codo con cuatro mil personas de distintas nacionalidades en un contact center. Retomó su inglés y cumplía con su trabajo con las miras puestas en otro objetivo. No desaprovechaba la oportunidad de hacer que todo aquel que quisiera escucharla supiera qué era a lo que ella se dedicaba, qué hacía latir su corazón; y a fuerza de no olvidarlo los demás lo recordaron cuando una plaza de Recruiter quedó vacante.

Conseguida su meta y siendo feliz en tierras griegas sólo el no poder seguir evolucionando en su carrera podría haberla hecho volver. Y eso fue lo que ocurrió. Sabiendo que ya no podía esperar más de aquel puesto que tantas satisfacciones le había otorgado, volvió a su tierra. No fue un camino fácil, nada lo había sido desde que lo inició pero ahora se siente orgullosa de haber conseguido establecerse en un puesto como Responsable de Selección.

Al comenzar de nuevo la búsqueda de empleo, a su vuelta de Atenas conoció beBee y descubrió la cercanía de los usuarios y de sus CEOs. Destaca que, gracias a esta red, ha podido desvirtualizar a grandes personas como Grace Salazar León o Mamen 🐝 Delgado, y a las que aún sólo conoce con una pantalla de por medio las siente cercanas y accesibles.

Su día a día pasa por el trabajo y el deporte y sigue llevando en la sangre el amor al campo que sus padres le inculcaron desde su nacimiento. Hoy, se sabe afortunada de poder compartirlo con su pareja, al igual que las largas charlas y los miles de planes que realizan, sobre todo viajes que es una de sus grandes aficiones.

Amante del mar, inquieta, deseosa de ser independiente y valerse por sí misma, curiosa y, sobre todo valiente su vida ha girado tantas veces, que parece mentira que en un momento haya coincidido con la mía. Misterios del universo al que sólo puedo dar las gracias por haber alineado mi existencia y la de Raquel 🐝 Amorós para poder hacer que vuestros mundos, aunque sólo sea por hoy, estén más cerca del suyo.

Linkedin: Raquel Amorós

Twitter: @Raquel_AmorAnt

beBee: Raquel Amorós