No puedo, ni quiero, negarles la preocupación que me embarga esta gris mañana. Me levanto por la mañana, desayuno y me siento a leer las principales noticias del día, con el fin de poder abordar una o más de ellas en este blog.

Habitualmente suelo sentir una empatía con las familias de las víctimas, con las de los accidentados, etcétera. Pero hoy me he sentido defraudada por la raza humana. ¿Por qué? Pues porque teniendolo todo, habiéndolo logrado todo, nos estamos dedicando a destruirnos a nosotros mismos.

Si se preguntan a qué viene este pesimismo matutino, no les voy a hacer sufrir esperando la respuesta. Mi preocupación surge de los resultados arrojados por un estudio realizado por el Programa Thao-Salud Infantil, aplicado en 10.000 niños de cinco municipios españoles. En él se afirma que nuestros niños están insanamente obesos. Entre 3 y 12 años nuestros hijos comen tan mal que esto ha degenerado en un sobrepeso que podría convertirse en un problema serio de no atajarse a tiempo.

Si ustedes son de aquellos que piensan que no hay problema porque el niño esté un poco gordito, ya que luego «pega el estirón» y problema resuelto, debo decirles que se equivocan. La obesidad mantenida en ese período vital provoca enfermedades en el futuro, tales como la diabetes o enfermedades cardíacas que acabará apareciendo mucho antes de lo normal, ya que el sobrepeso también ha sido prematuro.

Por si todo esto fuera poco, nuestros menores han decidido darle una vuelta de rosca más a su maltrecha salud, y hoy también se puede leer en los diarios que la edad en la que se comienza a consumie alcohol se ha situado entre los 13 y los 14 años. Disculpenme si me consideran un tanto alarmista, pero es que yo a esa edad ¡¡casi estaba jugando con muñecas!!. Claro está que la diversión de emborracharse hasta perder el conocimiento y no acordarse de nada de lo que ocurrió ayer por la noche, no se puede comparar a jugar con la Barbie, y entiendame la ironía, tan difícil de plasmar sin entonación.

A partir de estas dos noticias, se me han planteado una serie de dudas, que espero que alguno de ustedes sepa contestarme si así lo desean. En primer lugar, ¿qué es lo que hace que los padres de hoy no se den cuenta de que el estado de obesidad de sus hijos puede provocarles graves problemas de salud?, si es que se dan cuenta ¿por qué no abordan el problema reduciendo grasas vacías, como chucherías o bollería industrial? En segundo lugar, ¿qué tipo de educación estamos dando a las generaciones más jóvenes, para que crean que es divertido perder el conocimiento por el alcohol, que es normal beber sábado sí, sábado también desde los 13 años? ¿Qué tipo de sustancias consumirán esos niños cuando tengan 19 años y el alcohol se les haya quedado corto?

Espero que tras haber leído el texto comprendan mejor mi sensación de frustración al ver como los jóvenes de hoy desperdician los mejores años de su vida, aquellos en los que sólo tienen que preocuparse de estudiar, de estar con los amigos y de disfrutar. Otras épocas vendrán más duras y, considero, que no estarán preparados.