Mirénse al espejo. Si son mujeres, ¿se encuentran físicamente atractivas? si son hombres, ¿cómo es su rostro? ¿tiene la mandíbula cuadrada, los ojos pequeños y la nariz grande?

Desde mi punto de vista, la belleza es relativa, lo que para unos es hermoso para otros es picassiano, pero eso es lo bueno de la vida. Para gustos están los colores. Pero ahora llega una investigación realizada por equipos de las universidades británicas Durham, Aberdeen y St. Andrews, y nos dice que nuestro pasado evolutivo interfiere mucho más de lo que pensamos en la elección de la pareja.

Si han contestado a las primeras preguntas que les he formulado, aquí vienen las respuestas. Si usted es una mujer a la que los hombres perciben como atractiva y no entiende porque no tiene éxito en sus relaciones sentimentales, no se preocupe. Lo que ocurre es que los hombres que se le acercan la ven como una aventura de una noche, y los científicos artífices de la investigación la consideran una persona promiscua por naturaleza. ¡¡Ahí es nada!!

Si es un hombre que se siente identificado con la mandíbula cuadrada, nariz grande y ojos pequeños, es usted más promiscuo que otros hombres, ya que sus niveles de testosterona son mayores y por ello no sabe usted ser fiel. ¡Enhorabuena!

Me encantan estos estudios que meten a todo el mundo en el mismo saco sólo porque la naturaleza te haya dotado de unos ojos grandes o de una nariz de botón. No me entiendan mal, no dudo de que el estudio mencionado tiene raíces serias y empíricas pero las generalizaciones nunca son buenas.

Desde aquí mi recomendación es que si son mujeres bellas y hombres de rasgos masculinos, disfruten del arte del flirteo o de la felicidad de la vida en pareja, a su gusto, y olviden los estudios varios de temas extraños que aparecen en prensa. Les doy mis más sinceras felicidades por ser simplemente como son.