En mi vida me ha tocado, como a la gran mayoría de ustedes, ser becaria en alguna empresa. En esos momentos, he cobrado poco o nada a cambio del empleo que desarrollaba. ¡¡Así es la vida!! Si quieres comenzar a trabajar no está mal meter la cabecita aunque sea gratis. O al menos eso es lo que nos venden.

Lo cierto es que, a pesar de ser periodista, me importa más bien tendiendo a nada los enfados o los malos entendidos que haya entre las cadenas. Como espectadora quiero diversión y contenidos interesantes. Como periodista, en cambio quiero rigor, seriedad y objetividad. Aunque en un principio pueda parecerles que exigo principios antagónicos, puedo asegurarles que todo ello debería ser la base de cualquier medio de comunicación, más aún de la televisión.

Desde antes de que amanezca hasta bien entrada la madrugada la «caja tonta» emite todo tipo de programas desde informativos hasta «talk shows» (que vienen a ser programas como El diario de Patricia). Es por ello que en cada espacio podemos exigir uno o varios de los términos que de los que he hablado con anterioridad.

Estos días estoy escuchando continuamente hablar de El gran Wyoming y el programa de Intereconomía «Más se perdió en Cuba».
A estas alturas supongo que todos ustedes han visto el tan publicitado vídeo del presentador de La Sexta vejando a una chica joven, que trabajaba supuestamente en esa cadena como becaria con un sueldo de 300 euros mensuales, por interrumpirle durante un ensayo. Pues bien, parece ser que este vídeo era sólo un «fake», una broma que circula por Internet en forma de vídeo.

Quién colgó la broma en la Red de redes, es un misterio. Pero lo que sí se sabe es que La Sexta no ha sido quien ha sacado el vídeo a la luz. Ha sido una manipulación doble, y me explico.

Por un lado, el vídeo no mostraba la realidad, con lo cual se ha manipulado a los espectadores para que creyeran que lo era, grabándolo con un teléfono móvil para darle realismo.

Por otro lado, se ha utilizado a otro canal de televisión para que haga el trabajo de darle salida al vídeo, evitando así que se notara que lo que se deseaba conseguir con él era darle publicidad a La Sexta y al propio presentador en particular.

Ahora bien, la pregunta es la siguiente, y les aviso que es una cuestión sin respuesta ya que mi opinión en este caso y sin que sirva de precedente me la reservo:

¿Quién es el culpable de todo ésto? o quizás mejor planteada ¿quién es más responsable? Cierto que La Sexta fue quien comenzó todo el enredo, pero Intereconomía no contrastó la información (cosa impensable aunque lo que se persiga sea una exclusiva). Juzguen ustedes mismos si la rivalidad puede llegar a salpicar a los espectadores. Yo ya tengo mi resolución.