Creo que ésto igual es echarme tierra sobre mí misma, pero hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que las ofertas laborales tienen cada vez nombres más rimbombantes.

Recuerdo cuando las ofertas eran «administrativo», «médico» o «tornero». Ahora no hay casi ofertas que se definan con menos de tres palabras, y la mayoría son anglicismos. (Entiéndase que hablo de pequeñas empresas, si estamos en una compañía internacional se comprenden los anglicismos. Pero que frutas Pepe busque un Social Media Manager suele implicar que Pepe vende menos que antes y quiere a alguien que le de bombo publicitario, le cree una tienda online, y que ya de paso pese los limones y despache a los clientes.)

Comprendo que están surgiendo nuevas profesiones, yo misma ostento orgullosa el título de Community Manager, pero el problema surge cuando te paras a leer los detalles de las ofertas. Detrás de nombres como Area Manager o Customer Service, acaba ocultándose en un porcentaje muy elevado, un empleo de comercial puro y duro, a puerta fría y con contrato mercantil. Además muchos de los que acaban siendo contratados, ni siquiera saben chapurrear tres palabras en inglés (Exacto, las justas para «fardar» de puesto).

¿Quiere eso decir que el marketing ha llegado hasta las ofertas laborales? ¿Nos hemos hecho tan snobs que los empleados se sienten más felices y realizados pudiendo alardear de su posición como Sales Manager antes que aceptar que son lo que siempre hemos denominado comercial?

Soy de la idea de que las cosas, a veces, cuanto más sencillas, más útiles y claras, por eso me sorprendo cada día con el listado de ofertas.

Llamadme loca pero prefiero ser una simple y feliz redactora que ayuda a Pepe con la fruta, a alardear del cargo de writer and publicity creative, cuando no se corresponde con la realidad. Rarezas de una….