Prepárate, coge el helado, compra chocolate y agárrate fuerte. ¡Ha llegado el Blue Monday! Sí, sí. Hoy, 15 de Enero, es el día más triste del año. No importa que no lo sea para ti. Da igual que se lo inventase una agencia de viajes para vender más. En este mundo loco que hemos creado no se valora que pienses. Lo que importa no es la verdad, lo que vale es la creencia general y el condicionamiento que provoca.

Durante años, el inventor de la fórmula matemática que llevó a la conclusión de que el tercer lunes de Enero es el día más triste del año, ha intentado evadirse de esa carga. Cliff Arnall utilizó variables, como las deudas acarreadas por los excesos navideños, el retorno a la rutina o la adversa climatología, para crear la fórmula de la tristeza.

Viéndolo desde este prisma, no resulta difícil creerse que este día lo tiene todo en contra para ser una jornada maravillosa pero, ¿y si lo fuera?

Si de fórmulas matemáticas se trata, hay otra que desglosa la felicidad en porcentajes. Afirma que el sentimiento de felicidad se basa únicamente en un 10% de las circunstancias que nos rodean, y en un 90% en otros parámetros como la genética o la propia actitud ante la vida. Si eso es así, ¿qué importancia podría llegar a tener el exceso de lluvia o la rutina en nuestra tristeza?

Como he comentado antes, el condicionamiento es una herramienta terriblemente valiosa, tanto para bien como para mal. Cuánto más pienses en que las cosas van a ir mal, más posibilidades hay de que así sea. Y no se trata de que tengas poderes mágicos, es simplemente que tu condicionamiento te lleva a apreciar como negativas circunstancias que en otro momento no habrían tenido importancia (y al revés).

Una baldosa bailonga que tiñe toda tu ropa de color agua sucia puede ser un drama o algo anecdótico. Y no porque el barro sea menos sucio hoy que ayer, si no por el modo en el que lo vives. Si aceptas que este lunes es un día triste porque sí, por sistema, lo vivirás igual pero pensando peor.

¿Por qué a veces una minucia se vuelve un mundo y otras, algo importante parece una tontería? Si las circunstancias externas fueran tan importantes como se afirma en la teoría del Blue Monday, algo como bailar en el agua lodosa de un azulejo mal anclado, nos afectaría siempre del mismo modo. Pero no es así.

Imagina un lunes como hoy: frío y lluvioso, con la cuenta en números rojos por los regalos de Navidad. Un lunes que ya has decidido quedarte en la cama y olvidar tu promesa de ir al gimnasio. No parece un escenario muy apetecible, ¿verdad?

Pero ¿y si ese fatídico, triste y horrible día sonara el teléfono para ofrecerte el trabajo de tus sueños? ¿Si llamase a la puerta esa persona a la que tanto tiempo llevabas ansiando ver? ¿Crees que cambiaría el ‘blue’ por mil colores la decisión de no permitir que la lluvia arrastre tus ganas de luchar?

La realidad es que el Blue Monday será ‘blue’ si tú lo pintas de ese color, si tu condicionamiento te impide abrir tu mente a todas las cosas novedosas y llenas de potencial que este día puede traer consigo.

Con la actitud correcta no hay tormenta, ni rutina que no se pueda convertir en algo positivo. No hay circunstancia que pueda ganar al pensamiento de que te mereces más. Vales mucho más que un día marcado en azul en el calendario por personas que nada saben de ti. ¿En serio vas a creer que debes estar triste porque otros te digan que es lo que toca?

¡Pues no! Yo no estoy dispuesta a que este lunes sea un día deprimente. Que no, que no. Que no acepto que me vendan una y mil mentiras y me obliguen a comprarlas. Me niego a que me impongan la tristeza. Me rebelo porque sólo yo soy la dueña de mis emociones. Decido reírme de la fórmula matemática que reduce todos mis sentimientos a dos dígitos en una pizarra. Por eso, elijo usar pinceles para colorear este lunes de los tonos que yo decida. ¿Pintamos?