Este 2016 cumplo 10 años desde que me Licencié en la carrera. Sí, hace diez años que tengo el honor de ser una Periodista titulada, aunque no en activo ni con largos años de experiencia, curtida en mil batallas y en pos de la noticia como me gustaría.

Desde que abandoné las aulas de la facultad hasta ahora he cambiado mucho, parte por la obligada madurez, parte por las enseñanzas de la vida. Salí de la Universidad con mi título bajo el brazo, encantada de haberme conocido, orgullosa de lo logrado y ávida de comerme el mundo.

«Bueno, ahora sólo falta encontrar un puesto de trabajo de lo mío y a disfrutar trabajando de lo que me entusiasma»- pensaba ilusa de mí. Nadie sabe lo dura que puede ser la realidad hasta que se estrella contra ella. De morros. Mil veces.

Cientos de prácticas en empresas, trabajos varios como colaboradora sin remuneración, miles de cursos a mis espaldas, formaciones en los temas más variados, golpes contra millones de puertas, timbres de otras que nunca funcionaron, enchufes que acabaron electrocutándome y horas de búsquedas infructuosas después, puedo hacer un compendio de lo aprendido.

Una década de sinsabores puede servir para hundirte o para enseñarte (incluso para ambas cosas). Yo he aprendido varias cosas.

1. Si tú no te das valor, los demás no lo harán

¿Cuántas veces os han ofrecido un puesto de colaborador/freelance/trabajador por cuenta ajena en el que la retribución no llegaba ni para pipas? ¿Cuántas veces lo habéis aceptado por no ver más salida?
Supongo que como yo muchos de vosotros habéis hecho eso, pensando que con el tiempo llegaría el ascenso, el aumento salarial o al menos el reconocimiento.

Con los años he aprendido que si tú no valoras tu trabajo, los demás lo toman como algo sin importancia,baladí y por el que se puede pagar muy poco. En tus manos quedará el aceptar esta actitud o sacarles de su error.

2. Decir no sin miedo

Muy relacionado con el primer punto, saber decir que no laboralmente hablando es, al menos para mí, una de las cosas más complicadas, tanto a nivel personal como profesional.

Cuando empecé, me daba reparo decir que no a algo, o defender mis ideas por encima de las de las empresas. Acepté cosas que no debería haber aceptado por el miedo a que no llegase nada mejor.

A día de hoy, me siento orgullosa de decir que he renunciado a puestos poco claros, a temas que no me interesaban, a retribuciones irrisorias, sólo por el hecho de valorar mi trabajo y las horas de mi tiempo en su justa medida.

3. No cerrarse por sistema

Puede parecer que este punto está en antagonismo con el anterior, pero no es así. Cuando hablo de no cerrarse, me refiero a que un trabajo puede no parecer especialmente atractivo en un principio, pero conllevar muchas ventajas a largo plazo. Quizás no sea el trabajo de tus sueños, pero puede enseñarte a mejorar ciertas de tus cualidades, aprender sobre temas nuevos o/y (Sobre todo) generar contactos interesantes a futuro.

La cabezonería puede jugarnos malas pasadas y encerrarnos en una habitación sin salida, cuando ante nosotros se nos abre la posibilidad de recorrer una autopista ilimitada. Piensa, plantéatelo y abre tu mente.

4. Puedes moverte

Has encontrado un puesto de trabajo, estable, económicamente decente y cómodo. Sin embargo, algo falla y no te sientes del todo a gusto pero no quieres poner en riesgo lo ya conseguido.

En estos diez años he aprendido que me puedo ir, cuando quiera, como quiera y del modo que quiera de cualquier empresa (cumpliendo plazos legales, etc…). Que nadie puede atarme y que mi peor enemigo en ese ámbito soy yo misma. Si no te gusta donde está puedes irte, puedes moverte, puedes buscar, andar, correr, soñar e intentar algo mejor.

5. Andar en círculos es un error

A veces, comenzamos a buscar empleo utilizando varias técnicas sin obtener resultados, En cambio no nos planteamos modificar la manera en la que lo estamos haciendo, sólo nos quejamos de que no funciona.

Andar en círculos una y otra vez sobre las mismas estrategias, sólo nos lleva a la desesperanza y el cansancio que nos aboga a la pérdida total de la creatividad y de las ganas de luchar,

Si no hallas respuesta, a lo mejor es el momento de cambiar de pregunta.

6. Venderte, venderte y venderte

No podemos saber dónde nos espera la oportunidad de nuestros sueños, y sentarnos a esperarla es poco productivo. La clave está en venderte todo lo que puedas.

Tú no eres un producto, pero tienes uno y eso es lo que hay que vender. Tienes aquello en lo que eres bueno. Pero nadie te lo comprará si no lo sabe.

Así que véndelo en redes sociales, véndelo en candidaturas espontáneas, véndelo en la calle con la gente que conoces, véndelo en las entrevistas de trabajo. Para poder vender bien un producto sólo hay una técnica: conocimiento.

Descubre tu producto, tu don y conócelo intrínsecamente, saber cuáles son sus fortalezas y cuales sus debilidades. Intentar potenciar las primeras y subsanar las segundas. Analízate, estúdiate, conócete.

7. Entrevistas por placer

Hay miles de carreras universitarias, diplomaturas, grados superiores, medios, cursos de formación, ninguno de los cuales cuenta con una asignatura de aprendizaje ante las entrevistas.

Durante mis años universitarios, mi querido progenitor me instó a acudir a entrevistas de trabajo aún sin necesitar ni querer el puesto ofertado. Se trataba simplemente de aprender cómo son.

A día de hoy, aún acudo a algunas entrevistas que no me interesan, por el simple hecho de conocer lo que me pueden ofertar, la situación del mercado y continuar sabiendo mantener el control en dichas situaciones.

8. No todo está en Internet

En una época como la que vivimos, tendemos a pensar que para encontrar un buen empleo vale con sentarnos frente al ordenador, entrar en varias webs y lanzar nuestra candidatura al espacio.

Tras mucho tiempo en la guerra, puedo decir que no es así. Hay muchas empresas que reclutan personal sin hacerlo público en la red, o que antes de publicarlo echan mano de sus contactos más cercanos.

Las candidaturas espontáneas, la presencia directa en la empresa y una buena red de contactos generan grandes posibilidades de éxito, unido a un buen perfil profesional online.

9. Recuerda a los demás

Es cierto que en estos momentos somos muchas las personas en búsqueda de empleo, pero no por ello debemos desvincularnos totalmente del resto. Ponernos en la piel de los demás, comunicar ofertas que veamos y que pueden encajar en el perfil de otra persona, o recibir y ofrecer ánimos a los que nos rodean, no sólo nos hace crecer como personas, si no que hace que generemos una red de personas que nos ayudamos mutuamente en la búsqueda.

10.  La vida no es siempre como pensábamos

La última de las cosas que voy a citar como parte de mi aprendizaje, es que las cosas no siempre salen como soñábamos y, donde estamos ahora no era dónde creíamos que estaríamos. La vida no siempre resulta ser como la esperábamos, pero de nosotros depende que sea aún mejor.

Mantener una actitud positiva, buscar el apoyo de la gente conocida, seguir luchando, distraernos en los ratos de más agobio y pelear y pelear, es la mejor receta.

Y tú, ¿que has aprendido?