Hace años el talento era una palabra relacionada con el arte y buscar empleo era algo que ni siquiera existía como concepto. Pero cuánto hemos cambiado!

Os sorprendería la cantidad de personas que no han invertido ni un segundo de su vida en pararse a plasmar en letras su CV. ¿Para qué?

Antes todo se reducía a contactos, a conocidos, a ver en otra empresa a un buen profesional y hacerle una oferta mejor que la que tenía.

Y así, las personas pasaban de compañía en compañía ascendiendo en su carrera profesional sin haber nunca buscado trabajo.

Las empresas se nutrían de las canteras de estudiantes que entraban como aprendices y salían de sus puestos de trabajo, directamente a la jubilación.

Pero el mercado laboral ha cambiado tanto que es ya irreconocible, para unos y para los otros.

Es por esta modificación de panorama por lo que es tan importante dar un giro de mentalidad. Los candidatos lo saben e intentan adecuarse a marchas forzadas a un entorno hostil en el que nunca antes habían navegado. Pero, ¿qué ocurre con las empresas?

Fácil. Siguen instalados en los prejuicios, creyéndose el sostén de una sartén que hace mucho cambió de manos y cometiendo errores que les alejan tanto del talento, que apenas pueden ni siquiera verlo.

¿Profesionales de RRHH? ¿Para qué?

La modificación del mercado laboral no es un hecho aislado. La transformación digital, la aparición de las RRSS, la importancia de los portales de empleo, todo ello forma un todo del que ninguna gerencia debería obviarse.

Problema. Contar en exclusiva con profesionales cercanos o con aquellos que nos han hecho llegar su CV, es perder una gran cantidad de talento que no está bajo tu mirada.

El desconomiento de las nuevas tecnologías limita tus opciones de encontrar a los mejores profesionales, porque ni siquiera sabes que existen.

Al hilo del punto anterior, la no profesionalización de tus procesos de selección, provoca que no explores nuevas vías de selección.

Consecuencia. Vivir anclado al «esto siempre se ha hecho así», sin tener intención de mejora cierra una a una las millones de puertas y oportunidades que las nuevas tecnologías tienen para ti.

Un buen profesional de los RRHH realiza una estrategia acorde a la empresa, estudia las necesidades y establece las competencias del candidato ideal. A partir de ese momento, marca las pautas para un proceso exitoso y emplea, para conseguirlo, todas las herramientas necesarias.

Al negarte a dar el paso, al elegir que la selección la haga alguien sin cualificación para ello, dejas escapar el talento entre tus dedos.

Por muchos contactos que tengas, por muchos CV que lleguen a tus manos, siempre habrá quién ni siquiera te conozca. Y quizás esa sea la persona que puede cambiarlo todo. ¿No deberías intentar encontrarlo?

Sin realismo. Sin previsión

Durante toda la historia de muchas empresas, se ha contado con aprendices que, como decía antes, empezaban sin conocimientos e iban ascendiendo en el organigrama a fuerza de años y aprendizaje continuo.

En estos momentos existe un grave problema en muchas compañías, ya que se enfrentan a una realidad inevitable: el paso del tiempo.

Los profesionales que forman el grueso de muchas compañías están alcanzando la edad de jubilación, tras 40 años dedicados a su labor. Es lógico y era previsible, pero el país está sembrado de empresas que no quisieron verlo.

Problema. Se encuentran en la actualidad en un momento crítico en el que necesitan realizar un relevo generacional de manera inmediata.

Sin embargo, no pueden optar por candidatos que aporten la misma experiencia que quien se va y no se plantean empezar de cero con nuevos candidatos.

Por eso buscan en el proceso de selección encontrar exactamente lo mismo que ya tienen, pero con 20 años menos.

Consecuencia. Se frustran al darse cuenta de que lo que quieren no existe y rechazan, sistemáticamente, cualquier talento en ciernes. Mientras, el tiempo corre y cada vez es menos viable la inserción de alguien que cubra la vacante que resentirá su producción.

La realidad es que cualquier profesional que cumpla los requisitos que la empresa plantea se encuentra en el mismo punto que aquellos que van a abandonarla.

La previsión ante estos acontecimientos es vital, al igual que lo es el realismo. No puedes pretender encontrar alguien con edad de comenzar una carrera laboral, que acarree a sus espaldas décadas de experiencia.

Como responsable de una compañía, tienes el deber de no perder nunca de vista los acontecimientos que pueden tambalearla. La jubilación es un hecho, no vas a evitarla ni sortearla.

Si no has sido previsor, es el momento de ser flexible. Contar en tu cantera con nuevos fichajes, implica también concederles los mismos privilegios que les otorgaste a quienes hoy se van. El tiempo de aprender, de asentarse para que sean mañana los profesionales que hoy no existen.

Quiero, quiero, quiero…

Problema. ¿Qué ocurre si a ese profesional ideal no le encajan tus condiciones?

Siempre lo he dicho, y lo creo firmemente. Las entrevistas de trabajo son el inicio de una negociación en la que ambas partes tienen que proteger sus intereses, pero también ceder terreno para lograr el acuerdo.

Consecuencia. Si eres inamovible en el salario, si no ofreces ningún tipo de alternativa a un horario incompatible con la vida, si la estabilidad no forma parte de tu ecuación y te niegas a torcer tu brazo unos pocos grados, ¿qué profesional claudicará a todo?

Seguramente aquel que necesita el trabajo ahora y volará mañana lo más lejos que pueda en pos de ese algo mejor, que tú le niegas.

 

La búsqueda de empleo es un camino lleno de espinas, complicado y escarpado. Pero la búsqueda de candidatos no lo es menos.

El profesional en desempleo puede hacer muchas cosas para mejorar su situación, pero eres tú como empresa quien tienes la verdadera capacidad de conseguir y retener talento.

Y si no lo encuentras, ¿no deberías mirar dentro?